“La Inteligencia Artificial es un instrumento al servicio de los creadores para poder expresarse”
El impacto de la Inteligencia Artificial generativa en la industria musical está provocando un profundo debate sobre su papel y sus implicaciones.
Por un lado, la IA generativa se presenta como una herramienta poderosa que puede ampliar las posibilidades creativas de los músicos. Pueden utilizar la IA para inspirarse, crear bocetos de canciones, o incluso producir composiciones completas.
Carmen Páez, Subsecretaria de Cultura del Gobierno de España, nos cuenta que “la IA no deja de ser una nueva revolución tecnológica. Es una realidad en la que estamos. Ya está aquí. No deja de ser un instrumento al servicio de los creadores para poder expresarse”
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Sin embargo, la capacidad de la IA para generar música que imita estilos y géneros específicos plantea cuestiones sobre los derechos de autor y la originalidad. ¿De quién es la obra creada por una IA? ¿Cómo se protegen los derechos de los artistas cuyos trabajos han sido utilizados para entrenar estos algoritmos? Estas preguntas están en el centro del debate sobre cómo regular la IA en la industria musical.
En este contexto, la legislación juega un papel crucial. Figuras como Carmen, abogan por una regulación que no solo se centre en las tecnologías, sino en cómo estas afectan a la sociedad y a los procesos creativos.
“Nosotros no estamos regulando las tecnologías, nosotros estamos regulando cómo la tecnología incide en la sociedad y en los procesos creativos. Nosotros tratamos de proteger a los ciudadanos”
El principio de transparencia, que obliga a informar sobre las obras utilizadas para entrenar la IA y a declarar cuando una obra ha sido creada por IA, es una medida que busca proteger tanto a los creadores como a los consumidores. Esta transparencia es esencial para mantener la confianza del público y asegurar que los artistas reciban el reconocimiento y la compensación adecuados por sus contribuciones.
En conclusión, Carmen Páez sostiene que es necesario un marco regulatorio adecuado que equilibre la innovación con la protección de los derechos de los creadores. La colaboración internacional y el consenso sobre las normativas serán clave para asegurar que la IA se utilice de manera ética y beneficiosa para todos los involucrados.
Así, el desafío reside en integrar la IA de manera que potencie la creatividad sin comprometer la integridad artística y los derechos de propiedad intelectual.
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